La Casa Blanca hizo pública en septiembre la receta de su cerveza casera. Respondía así a una petición popular firmada por más de 12.000 personas que, cuando supieron que en la cocina de la residencia del presidente de EEUU se estaba produciendo esta bebida, quisieron conocer la fórmula utilizada. Las cantidades de diferentes maltas, lúpulos y el toque de miel producida en las propias colmenas de la finca quedaron al descubierto para que cualquier aficionado pudiera elaborar su réplica.
La fiebre del home brewing, que como véis ataca hasta a los Obama, no sólo se extiende por Norteamérica, sino que también ha prendido ya en los países europeos con más tradición cervecera como Alemania o el Reino Unido. Aunque en España la epidemia aún es incipiente, existe ya un buen puñado de alquimistas amateurs, posiblemente estimulados por el boom de la cerveza artesana fabricada por pequeñas marcas como La Cibeles, Montseny, Pagoa o San Amaro.
Para salirte de los clásicos y divertirte un rato fabricando tu propia cerveza, no necesitas ni grandes montajes ni conocimientos enciclopédicos. Al menos esa es la sensación que llevas de un lugar como Family Beer, la primera tienda española de la que tengo noticia dedicada en exclusiva a vender todo lo necesario para elaborar cerveza en plan aficionado. Tanto en su local físico en el barrio de Gràcia de Barcelona como en su página web, puedes comprar kits para la fermentación, filtrado y embotellado, ingredientes (maltas, lúpulos y levaduras), mezclas con sabores tan apetecibles como hojaldre de canela y manzana o mandarina de la China y accesorios diversos.
«La ola de la cerveza casera empieza a formarse justo ahora, cuando la gente empieza a estar informada de que hay otras opciones más allá de la industrial», explica una de las socias del negocio, Sílvia Navarro Jordan. «No sé cuánta gente estará elaborándola en este momento; creo que muy poca respecto a la que la va a hacer en un futuro. Pero primero hay que informar de que es sencillo y divertido hacerla en casa«.
Family Brew abrió hace menos de tres meses, después de que Navarro supiera del auge de la cerveza casera en Bélgica y Holanda a través de su cuñado David. «Nos dimos cuenta de que había un público al que le podía interesar tanto como a nosotros el tema, que toda la venta se hacía online y que las explicaciones de elaboración eran de todo menos sencillas. ¡Esa podía ser nuestra oportunidad!». Para empezar desarrollaron un kit propio de elaboración que, según esta barcelonesa de 39 años, «ha tenido una aceptación increíble como regalo». Desde luego, no es el armatoste que uno se imagina necesario para fabricar cerveza, y no parece amenazar con expulsarte de casa por falta de espacio.
Sílvia y su socio, Peio, pretenden que la tienda enseñe a los neófitos y ayude a mejorar a los experimentados a través de cursos, catas y actividades. Personalmente, tengo dudas respecto a mis posibilidades de fabricar una cerveza decente en casa sin tener ni idea, pero Navarro asegura que «si tienes una buena receta, buenos ingredientes y respetas mínimamente el proceso, es muy fácil».
Tal como lo cuenta, el proceso para elaborar cerveza casera con cereales malteados, sin extractos o jarabes, no suena complicado. Primero hay que macerar las maltas en agua de una hora a dos horas a una temperatura de unos 65ºC, filtrar el mosto a través del grano un par de veces y hervirlo de hora a hora y media. Durante el hervor se añaden los lúpulos de amargor, sabor y aroma y especias u otros ingredientes si la receta los lleva. Después se enfría el mosto hasta los 21ºC y se mete en el fermentador junto a la levadura. Se tapa con un tapón y una trampa de aire que libere el CO2 que crea la levadura y se deja en un sitio tranquilo y oscuro durante 14 días. Por último, se embotella y se deja reposar 14 días más… y ya está lista para tomar.
Cuando le planteo si existen riesgos de intoxicación si la pifias en algún paso, Navarro insiste en que lo peor que puede pasar es que las bacterias («a las que también les encantan los azúcares«) estropeen el mosto y «la cerveza tenga un sabor raro u horrible». «Aunque la tomaras no pasaría nada». Respecto a posibles daños en el bolsillo, tampoco parece que la cerveza casera pueda causar grandes destrozos, porque el litro sale por unos dos euros. Eso sumado a lo que te pueda costar el disfraz de monje de abadía belga, que a mí se me antoja imprescindible para meterme en estos menesteres.
Otras webs donde comprar trasterío para hacer cerveza